La patria en tiempos de crisis

Dr. Modesto Ñeco Quiñones
Catedrático de la Universidad del Turabo



Uno de los grandes problemas que comparten muchas sociedades contemporáneas es la pobre calidad de vida. Esto se observa en países de los cinco continentes. Todo esto, claro está, al margen de la diversidad de ideologías políticas y credos religiosos que sustentan sus culturas, y el sistema político dominante. Al parecer el asunto raya al margen de toda consideración particular, histórico-cultural, concreta y cruda descripción vivencial de la dinámica social en su natural proceso de renovación y evolución. En muchas naciones a través del mundo se han venido desarrollando profundos e incontenibles cambios sociales, en pluralidad de direcciones, y los problemas de sus habitantes continúan de mal en peor. Los ejemplos abundan en las naciones del Este de Europa, la América Latina, Asia y Africa, los que se desprenden fundamentalmente de la falta de educación de calidad, la insuficiencia de recursos económicos, la contaminación y el mal uso de los recursos ambientales, la carencia de buenos servicios de salud y la rampante y despiadada corrupción de los dirigentes de la gestión gubernamental.

El panorama arriba mencionado promueve indiscriminadamente un escenario humano de intolerables desigualdades e injusticias sociales que alimentan lo negativo del colectivo llevando a la desunión y violencia a un sector cada vez mayor de la población, sin importar las condiciones sociales. En consecuencia se forma entonces un sujeto distinto, desajustado y peligroso: un tipo individualista e indiferente a los preceptos más elementales de la convivencia. Lo que se traduce, al fin de cuentas, en la pérdida de los valores, referencias universales que ha sostenido, por siempre, la configuración conceptual y tangible del ser humano a través de su existencia. Por lo que se ha venido perdiendo aceleradamente la conciencia del bien colectivo: el amor al prójimo. Su yo conciencia está condicionado por el individualismo y el egoísmo más rampante. Este personaje miserable, aún en su más llana reminiscencia, busca recrear los valores que alentaron y dirigieron el quehacer colectivo de sus antepasados a través del tiempo, porque después de todo es un ser humano en esencia. Esta manera de proceder obedece en gran parte a los efectos de los grandes cambios que ha experimentado el planeta tierra lo que ha causado grandes confusiones que se manifiestan en muchos hombres y mujeres que luchan por sobrevivir. Estos asuntos han traído a su realidad un cúmulo de experiencias inevitables y discordantes en su quehacer existencial, que lo insertan en la galopante crisis social que rige la vida en nuestro tiempo en el que lo usual y dominante es disfrutar de día a día, porque al parecer el mañana no existe. La vida es hoy, lo simple, lo práctico y la inmediatez asuntos que parecen ser las referencias claves del pensamiento actual, por lo que el dirigir la existencia por las grandes verdades que a todos alumbran han sido descartadas. El saber se confunde con la servidumbre, el bienestar aparente y la artificialidad. La independencia, la autenticidad y la verticalidad individual suelen verse como híbridos escollos para alcanzar propósitos y bienes tangibles de fácil e inmediata utilización. Se confunde, por ignorancia e indolencia más burda, la buena vida con la vida buena. La falta de una cosmovisión adecuada e integral de la existencia (armonía del escenario social y natural con el sujeto) lo incapacita y lo enajena. Pobre de este ser. Para muchos de ellos los principios más elementales de convivencia representan posturas en desuso y poco prácticas. En su estrechez mental los elementos esenciales para alcanzar la libertad y la felicidad son el engaño, las medias verdades, el oportunismo, el panismo y la corrupción. La autorregulación y la referencia de la totalidad no son parte de su entendimiento y reflexión.

Este individuo también es víctima de un egocentrismo extremo y decadente que lo enajena y lo desvincula de la realidad circundante. Ser distinto hoy día es sinónimo de un subjetivismo descarriado y salvaje, sin ninguna dirección y propósito de vida. Estar “in,” para muchos es identificarse con y ser parte del populismo mediocre y decadente. El pensar y razonar más allá de la inmediatez y la conveniencia es una burla a la inteligencia. El cultivo del ser interior y permanente es poco entendido y menos aceptado. Se gratifica al trabajador por su mansedumbre y no por las competencias para realizar su labor. En el esfuerzo hacia la conquista de modos superiores de comportamiento y desarrollo personal se procede de manera desacertada y atropellante con los demás, por lo que su gestión social es tan confusa y desquilibrada que estimula la formación de grupos mayoritarios cada vez más materialistas y superficiales.

Y para el colmo de los males, en lo que nos toca, la internalización de lo antes descrito se hace cada día más patente en un amplio sector de nuestro Puerto Rico, donde son deprimentes los niveles de convivencia social, y cada vez más alarmante la enajenación, y la conformidad más indignante. Basta leer los titulares y noticias de algunos de nuestros periódicos, revistas, y otros medios de comunicación para llegar a esta preocupante conclusión. Veamos algunos ejemplos de estas informaciones que nos deben llenar de vergüenza y desesperanza a todos los que queremos lo mejor para nuestra patria.

1. La continua y desmesurada destrucción indiscriminada de nuestra naturaleza: playas, bosques, ríos, quebradas, etcétera.
2. El escandaloso y continuo descubrimiento de funcionarios de la cosa pública acusados por corrupción.
3. La baja e insolente politiquería de un gran número de nuestros líderes, mal llamados honorables.
4. El despilfarro y mal uso de los fondos públicos en gastos alegres y espurios.
5. La deficiente administración de la justicia por algunos fiscales y otros funcionarios del poder judicial.
6. El incumplimiento de las promesas políticas.
7. El maltrato físico y sicológico que a diario sufre una cantidad significativa de nuestras mujeres.
8. El maltrato a envejecíentes y menores.
9. El maltrato a los animales.
10. La marcada y enfermiza atención de muchos medios de comunicación a las cosas banales y negativas.
11. El pago excesivo ($35,0000.00) a un canastero excéntrico y vulgar por visitar la Isla, el caso de Dennis Rodman.
12. La otorgación de contratos onerosos a politiqueros derrotados de los tres partidos, por parte de las Cámaras Legislativas y agencias del gobierno.
13. La incontrolable ola de crímenes y violencia que nos arropa día tras día.

La indignación por dichas circunstancias no se ha hecho esperar en un gran sector de nuestro país: la llamada sociedad civil. La repulsión cada día mayor de la ciudadanía a la mediocridad y la incompetencia sigue creciendo a pasos agigantados. Este cúmulo de insatisfacción cada día que pasa hace esta situación más insostenible a nivel del pueblo, lo que ha provocado la indignación y el grito colectivo de todos los sectores comunitarios que conforman nuestra patria de promover una total y profunda reforma social. No se puede esperar ya que lo que ocurre en nuestra bella Isla es insoportable y vergonzoso, por lo que es necesario que las diferentes fuerzas de la comunidad nos unamos y formemos un frente solidario y activo para sacar, de una vez por todas, del panorama político y directivo del país a todos estos vividores que vestidos de corderos engañan y despluman sin pudor alguno a sus semejantes. Está bueno ya de inacción y blandenguería, es hora de actuar por todos los medios disponibles para acabar con el abuso del grupo de alimañas que está destruyendo el país. Es urgente y necesario, una vez más, como sucedió con Vieques, que hagamos buena la consigna QUE UNIDOS VENCEREMOS. Con este norte como punta de lanza, con la frente en alto, como pueblo soberano, reconquistemos la dignidad que se ha desvanecido. Solo así entraremos al futuro con optimismo y salvaremos la patria. Para finalizar quiero señalar, con todas las fuerzas de mi se, que es nuestro deber ciudadano unirnos y respaldar todo movimiento de los miembros de la sociedad que promueva la transformación social que es apremiante y que todos queremos y merecemos.
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