Dr. Modesto Ñeco Quiñones[1]
“Es la libertad la esencia de la vida”
José Marti
Introducción: Para todo ser humano el aparente dominio de su percepción de «estar» es circunstancial al caudal de los conocimientos acumulados a través del tiempo. Su identificación y penetración individual con el mundo le permite entrar en la dimensión de la conciencia del todo. Así la imparable evolución humana hace cierta la parte inmanente y trascendental de su existencia. «Siempre ha sido así». Estas experiencias paralelas han venido condicionando sus pareceres sin tener que discriminar entre las variables transitorias del tiempo y lugar. La realidad de tal eventualidad humana está mucho más allá de ambas variables. Un proceso que tanto el hombre de las cavernas como el de épocas sucesivas ha enfrentado y es como parte subyacente de su eventual naturaleza. La particularidad de sus valoraciones y la pluralidad de concepciones representan el mejor entendimiento de lo que éste fue, lo que es y lo que será, ejemplos convincentes del conocimiento que pudo internalizar antes, ahora y que después recoge todas sus virtudes y limitaciones. Ante esta evidente percepción no hay la más remota posibilidad de alcanzar desarrollo humano alguno sin que éste haya acumulado conocimientos trascendentales de lo que es «único y libre» como secuela de sus vivencias en el todo. El entendimiento y comprensión de algo, cualquier cosa, solamente puede aflorar en respuesta a la identificación con la totalidad.
La formación de supuestos y pareceres en la individualidad de cada quien es concurrente con sus posibilidades de liberación conciente y racional.
Aceptación de la existencia: La continua e imparable adquisición de conocimientos significa para los seres humanos la inteligible aceptación de lo que son. Sin la comprensión del ser no hay posesión del yo, porque si no se piensa y razona con propiedad así mismo se es. Más aún, cuando se sabe que para alcanzar la más acorde relación entre las cosas y los sujetos « realismo aristotélico»proporcionará una mejor clarificación con la verdad, lo que contribuirá a la conquista de una mayor plenitud humana. El que así ocurra induce a descubrir con mayor propiedad la esencia de ser. Siendo así, por cierto, la única manera que los humanos tienen a su disposición para lograr la más completa autorrealización. Hay que señalar que ningún individuo se percatará fácilmente de tal suposición. Este es un proceso lento, largo y complicado que tiene que redescubrir por sí solo, con mucha voluntad y determinación. Sin temor a quedarse en lo aparente o incomprendido. A pesar de que los individuos poseen por nacimiento la capacidad de intuir y, hasta de razonar. Esto en verdad no implica necesariamente que dicho potencial se manifieste como corolario de su naturaleza humana. El problema para muchos «homo sapiens» es que la aptitud cognoscitiva no se manifiesta como es de esperar, ya que es sabido que para que se puedan considerar tales acciones con eficiencia hay que ser capaz de exponer con claridad sus ideas y pareceres al mundo exterior. El tiene la obligación de hacerlo tangible a la presencia de los otros, ya que no se puede percibir lo que no existe y no tiene realidad, aunque sea parte inteligible de la configuración de lo material. Si se percibe, entonces solamente existe y pertenece al mundo de lo tangible. La percepción que se tenga de lo concreto y lo abstracto como realidades encontradas representa los elementos que formulan y sostienen las verdades de los seres pensantes. Porque sus contestaciones están influenciadas por los efectos primarios y secundarios que afloran al percatarse de la dualidad de este fenómeno conceptual en respuesta natural para descubrir la verdad última. La suma y resta del mayor número de posibilidades «suyas» lo llevará a seleccionar la mejor contestación. Todo estará determinado por esta operación mental que se describe como la fórmula lógica y racional de separar y unir para desentrañar la verdad. En la mente humana siempre hay una referencia concurrente y certera que proviene de una realidad física e inmediata y otra aparente y lejana. La interpretación que se dé a cada una de dichas descripciones está determinada por la amplitud de la capacidad cognitiva que se tenga para establecer modelos esquemáticos, puntos de referencia que faciliten amplias opciones de selección individual. Mientras mayor sea el número de experiencias que se incorporen a cada conciencia, mejores contestaciones se podrán desentrañar y producir. Más convincentes y efectivas serán sus posiciones y decisiones frente al todo. Sólo cuando se le dé sentido correcto a estos dos principios el éxito y la complacencia estarán a su lado. Sin embargo, la dificultad o habilidad que tienen muchas personas de allegar concepciones nuevas y certeras a sus interrogantes no se limita a las experiencias recibidas, ni tan siquiera al nivel de estudio que éstos hayan logrado escalar. Los títulos o posiciones de autoridad son para algunos profesionales sus enemigos más nefastos, sus contradicciones más profundas. Esto es, siempre y cuando no hayan podido alcanzar las competencias personales e intelectuales correspondientes a lo que representan para los otros. Muchas veces se observa en ellos modelos que validan esta cruenta afirmación al recrear con su personalidad la negación de lo que deben ser. Por lo tanto, la variable pertenecer o estar no representa la mejor o única solución al problema de existir.
Desarrollo de las destrezas cognitivas: El desarrollo de las destrezas de discriminación racional es más complejo de lo que se cree. Y se convierte en realidad cuando se es testigo de las numerosas incongruencias y desatinos que cometen tantas personas en nombre de la inteligencia. La subestimación y la pobre dedicación al desarrollo del intelecto los lleva a este desacierto. Muy pocas personas tienen concepciones correctas sobre un asunto de tanta importancia para ellas y toda la especie. El cultivo del intelecto es la actividad más agotadora, tediosa y difícil que ser humano alguno puede experimentar mientras viva. Su gestión en este sentido es irreversible y determinante. Sí, es así porque todo se circunscribe en él y nada en ellos. Ellos nunca podrán ser él. Sólo hay una verdad, la que éste pueda percibir y hacer suya. Sus pareceres son de su pertenencia y responden a sus individuales observaciones, análisis, y convencimientos. El tiene la responsabilidad de encontrar y construir sus propias respuestas, pues no hay ser inteligente capaz de dirigir la apreciación del yo del otro. La descripción y entendimiento de lo observado sólo tiene presencia en la mente del afectado. Todo sujeto tiene que ser capaz de llegar a este nivel de percepción racional por si mismo, a pesar de que en alguna medida los que están a su alrededor pueden colaborar. Es de primera necesidad que el individuo pueda hacer suyo la realidad de lo que se le presenta de su recepción, sensación y percepción. De no ser así tendrá grandes dificultades para desentrañar respuestas atinadas a sus dilemas e interrogantes en el proceso de protagonizar su existencia.
Diversidad de habilidades: Su enorme dificultad de ser obedece a la diversidad de habilidades cognoscitivas que tiene que conocer y dominar para producir conexiones efectivas en la elección de la respuesta mejor y pertinente. La eficiencia de dicha gestión es parte del desarrollo que se tenga de las destrezas de pensamiento crítico para reunir, sumar y descartar posibilidades. De modo que pueda discernir y seleccionar con inteligencia la respuesta adecuada. El pasar de la teoría a la praxis es fundamental para la recreación y la creación de los supuestos iniciales que se convertirán en puntos de referencia generales que ayudarán al individuo a formar la mejor respuesta posible al problema de acuerdo a su desarrollo intelectual. Que desemboca en un acto racional que tendrá como objetivo primario satisfacer la más simple curiosidad y necesidad individual en respuesta a la realidad histórico-cultural de la que es protagonista.
Búsqueda de comprensión: La búsqueda de comprensión y entendimiento de cualquier asunto cognoscitivo es una misión de conjunto. Se tienen que conjugar y armonizar muchos elementos en un procedimiento de selección amplio y de gran sensibilidad cognitiva. Por otra parte, es necesario que el sujeto pueda procesar datos y experiencias individuales de distintos niveles de dificultad racional en situaciones nuevas. Además, tiene que ser capaz de simplificar y ampliar sus percepciones. Así también tiene que trascender sin mayor dificultad de lo material a lo abstracto y de lo abstracto a lo material. Lo que éste pueda hacer en este sentido significa posibilidades de gran beneficio en la orientación y selección racional que se produzca al final. Es crucial para todo ser humano conducir sus destrezas cognoscitivas a través de un esquema o modelo analítico propio «personal» que lo lleve a procesar sus respuestas. A través del desarrollo de este laboratorio intelectual la metodología y el conocimiento se complementan. En ambas circunstancias la búsqueda se perfila en forma integral y sumativa. Todo cuenta, pero no todo es igual. El contar con una apropiada visión de las diferencias y el nivel de significancia entre una cosa y otra es indispensable para tomar buenas decisiones. Lo que implica que la diferenciación que se efectúe entre la composición de elementos presentes y ausentes es fundamental en los resultados obtenidos. El contraste entre lo positivo y lo negativo «generalización y discriminación» es también uno de los elementos primarios para construir contestaciones efectivas. El proceder con lógica y espíritu crítico es indispensable para actuar con propiedad frente a cualquier eventualidad. Todos los seres pensantes en alguna medida efectúan este proceso analítico y conceptal. No obstante, el problema se observa con mayor profundidad en aquellos sujetos que no tienen un dominio satisfactorio de las seis destrezas básicas del pensamiento crítico, lógico y ordenado, a saber: memorización, comprensión, aplicación, análisis, síntesis y evaluación. El pobre conocimiento que el individuo posea de estas destrezas imposibilitará la efectiva concurrencia que tiene que producirse en su mente para que pueda surgir y construir de la nada la respuesta buscada. Hay que acentuar que la efectiva combinación de las destrezas del pensamiento es determinante en la selección de los conceptos apropiados para construir la respuesta.
Conocimiento racional: Lo más importante de todo esto es que son muy pocas las veces que otro tipo de conocimiento que no sea el racional resuelve, eficientemente los problemas que enfrentan las personas. Percepción que se manifiesta en los hombres y mujeres como parte esencial de su naturaleza. Sin embargo, las atinadas respuestas que muchos de ellos presentan a sus interrogantes no aparecen circunstancialmente como una extensión de lo anterior. La capacidad de reaccionar con soluciones eficientes y convincentes ante cualquier problema es el resultado del trabajo y la dedicación a que se someta el potencial racional. El cultivo del intelecto es la tarea más importante que todo ser humano se ve precisado a desarrollar. Así lo testimoniaron, desde los tiempos antiguos, los sabios más sobresalientes de la humanidad.
Posesiones conceptuales: Es imprescindible apuntar que la adquisición y concientización de descripciones conceptuales amplias y correctas es de vital importancia en la formación integral de los seres humanos. Esta es la destreza cardinal en la formación del ser más completo. No es propio para un ser racional conformarse con definir las cosas e ideas en forma similar a lo que observamos en libros y diccionarios. La descripción y más amplia posesión de todo lo que registra la mente humana es la máxima responsabilidad de toda persona. No es sólo cuestión de definir, también es necesario poder describir, construir y conceptualizar. Cuando se tiene conciencia de esta necesidad, entonces, solamente entonces, se dirige con tino y sentido de superación hacia el nivel cognoscitivo que le corresponde. No hay razón que invalide la necesidad que tiene el hombre de formar descripciones conceptuales amplias y certeras. Los grandes problemas de comunicación y entendimiento que siempre se ha observado ejemplarizan las significativas limitaciones que se tiene en la adquisición de eficientes conceptualizaciones de las cosas y los sujetos. La presencia y amplitud de conceptos en la conciencia del hombre lo llevarán por sendas amplias y positivas que lo capacitarán para generalizar y discriminar con sentido crítico lo mejor para su ser interior y su contraparte exterior, logrando de esta forma compenetrarse positivamente con el mundo circundante. Y que en plenitud de posibilidades pueda concebir y construir la verdadera humanidad. Sólo desde esta perspectiva él será capaz de construir un escenario de convivencia terrenal donde las relaciones entre unos y otros sean las mejores, alcanzando la verdadera felicidad a su más alto nivel, a través del tiempo.
Dificultad en distinguir el bien del mal: Cada vez se hace más patente la dificultad que tienen muchas personas para discriminar y actuar atinadamente frente a posiciones encontradas. La penumbra existencial que domina su realidad los incapacita para producir con precisión la contestación esperada por sus congéneres más cultos y educados: grupo social que establece las normas y patrones de conducta aceptados por la sociedad. Al parecer las diferentes y desacertadas experiencias que experimenta el individuo, en su entorno cultural, no le ayudan a entender con certeza las variantes circunstanciales que condicionan la diferenciación entre los contrastes adversos. El comprender la dinámica de diferenciar le proveerá diversidad de fórmulas y maneras de percibir la realidad. El contar con eficientes destrezas de pensamiento crítico le ayudaría a alcanzar modelos y metodologías apropiados para hacer suyas contestaciones satisfactorias a sus interrogantes. La forma y manera en que dirija el proceso de descubrir sus verdades será variable determinante en la efectividad de la selección. Errar o acertar está determinado por la capacidad que muestre en ajustar sus creencias, pareceres y saberes a la realidad del escenario social del cual es parte. Todas ellas se convierten en un conjunto de factores que debe tener bien presente, además de los determinantes universales de tiempo, espacio y lugar. Aún así, la posibilidad que éste tiene de acertar está muy ligada al dominio que pueda lograr al conjugar la diversidad de elementos concomitantes. La efectiva discriminación de lo correcto es una de las actividades más complejas e importantes dentro del potencial racional que todos podemos elaborar y construir. La conducción del proceso de análisis crítico en toda persona será responsable, en principio, de las diferencias que se observen entre unos y otros. Muy en especial, cuando muchas veces las particularidades que existen entre los seres humanos son imperceptibles no se pueden enmarcar dentro de un contexto objetivo y total. El bien y el mal representan posiciones últimas y esenciales para el conglomerado humano. Su trascendencia es esencial y está más allá de su limitada existencia material. Lo propio y fundamental para superar esta difícil situación es que nos conscientisemos de tan crucial percepción.
Diversidad de posiciones: Es importante señalar que la diversidad de posiciones que asumen las personas sobre diferentes aspectos de la vida en sociedad son inherentes al proceso de pensar. En preparación para convertirse, si se toma conciencia, en una búsqueda racional de la mejor explicación a lo que nos preocupa. Esto suele ocurrir, por cierto, como secuela de la percepción que el individuo tiene de sí en respuesta a todo lo que recibe del medio ambiente circundante: el mundo físico y cultural. El que se puedan observar diferencias en la percepción de lo aparente o real es indicativo de la complejidad que representa la destreza de establecer posiciones adecuadas cuando hay que distinguir y escoger entre una y otra probabilidad. En muchas ocasiones, las preferencias o inclinaciones particulares responden a los modelos dominantes del grupo socio-cultural. Otras veces sus respuestas obedecen simplemente a lo aceptado y practicado por el uso y la costumbre, lo que resulta en un proceder automático sin ningún tipo de razonamiento. Sobre este particular, creemos que ambos puntos de referencia son medios desacertados para asumir posiciones correctas. La aceptación e internalización de una respuesta tiene que necesariamente responder a otros factores que se mencionan a través de todo el escrito.
Poder persuasivo: Por otro lado, la diversidad y profusión de los diferentes medios de comunicación pueden resultar en otro elemento adverso. Su impactante trascendencia como agentes de cambio social es incuestionable. El poder persuasivo que tienen los medios informativos en los ciudadanos de un país es incomparable. No tiene competidor. A través de ellos se recrean y presentan diversidad de interpretaciones y puntos de vista, movidos por diferentes propósitos. La pluralidad de asuntos e informaciones que estos presentan tiende a confundir a un número significativo de personas que no tiene las destrezas o habilidades cognitivas bien desarrolladas, como resultado de una educación incompleta y deficiente. Siendo este último el factor de mayor preocupación en la sociedad actual. Otra de las causas que promueve esta situación es la marcada orientación mercantilista que se observa en muchos de los medios de comunicación masiva del país. Muchas veces en sus exposiciones no hay la más elemental consideración a la inteligencia del lector. Al parecer su propósito principal es llevar el mensaje al ciudadano sin tener presente los efectos secundarios, muchas veces negativos, que estos le pueden producir a la psicología del ciudadano promedio. La poca o ninguna objetividad sobre lo que tienen a bien presentar puede generar también graves confusiones mentales que dislocarán la percepción de la realidad en los más débiles. Esto se puede observar en la forma dramáticamente exagerada que describen algunos acontecimientos del quehacer cotidiano. Muchas veces estos se recrean cargados de consideraciones emocionales subjetivas, especialmente en aquellos casos que la noticia tiene un trasfondo negativo. Esto puede causar en muchos individuos grandes problemas de identidad y enajenación. Lo que suele provocar en muchos casos graves problemas patológicos.
Falta de coherencia y constancia: Nuestro país vive en la actualidad uno de los momentos más difíciles de su historia moderna. La penumbra y la falta de dirección en muchos de sus ciudadanos afectan decididamente los distintos componentes institucionales de la sociedad. La familia se deteriora sin control, debido en gran parte a la poca atención que dan a sus roles particulares los distintos miembros del grupo. Muy pocos compatriotas discriminan con efectividad los papeles que les corresponde desempeñar. Y menos aún los pueden ejecutar. El escenario social se encuentra desprovisto de buenos actores. Los deberes y funciones que debe ejecutar cada cual se encuentran enturbiados. Muchos de ellos no tienen una concepción definida de lo primario y secundario; igual pasa con lo referente a la cantidad y la calidad. La confusión que tienen en este sentido los lleva muchas veces a confundir lo bello con la excelencia y lo fácil con lo mejor. La incongruencia con lo que es y debe ser se acentúa peligrosamente cada vez más. Hasta en la expresión oral se observa tal desatino. Basta mencionar la cantidad de expresiones que, en su contexto, se refieren a lo diametralmente opuesto. El siguiente ejemplo ilustra en parte lo que aquí señalo: «Esa chica está criminal», lo que quiere decir que es bonita, que es guapa, que se sale de lo común. Una expresión tan figurativa e incongruente que muestra en cierta manera la gran confusión que tiene nuestra gente para discriminar con certeza entre lo aparente y lo real. El estar opuesto a lo que significa la realidad por sí misma es parte de la incongruencia de lo que percibimos, pero lo que nos debe preocupar en verdad es el nivel de aceptación que esta conducta controversial tiende a penetrar en la débil mentalidad de un sector significativo de nuestros ciudadanos.
La actitud social: Hoy casi nadie quiere asumir las responsabilidades propias de su papel social. El enajenamiento y el poco deseo de participar es significativo. El problema de la falta de identificación con sus deberes humanos y solidarios es cada día más alarmante. Esto promueve a que el individuo sea indiferente a los males colectivos y tienda a encerrarse en un mundo limitado, irreal, enajenante y peligroso. La insensibilidad para separar lo real de lo incierto se hace cada vez más patente. Más aún cuando vemos la falta de interés que demuestran muchos individuos para superar tan significativas limitaciones como seres racionales.
Por el contrario, estos se sumergen en los vicios más bajos buscando adentrarse en la dimensión de la fantasía para calmar sus desesperanzas y su falta de voluntad. Un ejemplo manifiesto, increíble y poco inteligente es el siguiente: Tengo un vecino que todos los años (durante las últimas dos décadas) visita el Mundo Mágico de Disney World, porque para él no existe otro lugar para visitar y conocer. Este es el sitio que le ofrece la seguridad y la fantasía que lo hace feliz. Según pude percibir en sus propias expresiones esta experiencia lo llena y reconforta se deseo de existir. Se observa en mucha gente una actitud apática para luchar con tesón y dedicación para lograr un mejor nivel de vida. La falta de propósito definido y consecuente es un problema manifiesto de un grupo considerable de nuestra población. Es muy difícil conseguir que ellos modifiquen esta conducta sino los motivamos y capacitamos para que redescubran mejores alternativas para enfrentar sus problemas individuales. La posibilidad de alcanzar dichos cambios está condicionada por la calidad de la educación que estos reciban en las diferentes instituciones de enseñanza del país; y también por las experiencias que obtengan en las otras instituciones sociales tanto públicas como privadas. Es imprescindible mejorar significativamente la calidad de la educación para trasformar esta detestable condición imperante de una gran porción de nuestra gente.
Aplicación adecuada: Para que el sujeto manifieste las cualidades propias de un ser capaz de discriminar con certeza entre la pluralidad de diferentes probabilidades, es vital que tenga una visión amplia de la realidad. Este tiene que contar con una preparación sólida y un buen número de experiencias integrativas que lo conduzcan a la selección de la mejor alternativa posible. La aplicación adecuada de lo que ya sabemos a las nuevas situaciones que se nos presenten en un momento dado es una de las destrezas cognitivas más difíciles para todo ser humano. El tener que decidir sobre el camino a seguir es muy complicado y hasta tortuoso para muchos. Esta falta de seguridad es el resultado de lo complejo que resulta tener que elegir entre diferentes respuestas o alternativas de un problema. La duda, la inseguridad y el errar es, sin duda alguna, el resultado de no contar con los elementos apropiados «destreza y conocimiento» para desentrañar inteligentemente los factores que contribuyen a escoger con eficiencia una alternativa sobre la otra. Para finalizar, tenemos que dar énfasis, que bajo ninguna circunstancia es fácil, encontrar la mejor alternativa o selección correcta de entre un conjunto de posibilidades. Estamos convencidos que discriminar con propiedad entre el bien y el mal, «lo correcto e incorrecto», es un asunto que cada día se hace más complejo porque la separación cognitiva entre ambos supuestos es cada vez más íntima y subjetiva. El bien y el mal, en cantidad de ocasiones, se definen por los efectos que producen y no por lo que representan. Lo que conduce a la concepción improcedente de que lo negativo sólo existe después de errar. Lo negativo suele verse como el reverso de lo positivo, sin embargo, también puede concebirse como la no existencia del bien.
Por lo tanto, poco importa la posición en que se adjudiquen ambos conceptos. Lo que si es procedente y necesario es que podamos discriminar adecuadamente para lograr el éxito. El que nuestra gente pueda distinguir inteligentemente entre el bien y el mal es perentorio para el bienestar colectivo. El que así ocurra es deber de todos, porque es inevitable, ya que al fin y a la postre tenemos que ser y pertenecer. Una dualidad existencial que debe revertir en un código de excelencia que produzca un protagonismo más armónico a fin con nuestra propia naturaleza. Así nuestro instinto de sobrevivir se guiará con mayor eficiencia y lograremos ser lo que debemos ser.☺
[1] El autor es catedrático en la Escuela de Educación de la Universidad del Turabo, en Gurabo, Puerto Rico.
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